Cuatro paredes son las que acompañan
esta inmensa soledad.
Observar por una ranura el cielo, para que tan siquiera rayos
del sol calienten alguna parte de mi cuerpo.
Rogarles a los Dioses que ya no inquisiten más
este miserable y débil ser.
Hay momentos de la vida que no se pueden plasmar
tan fácilmente en una hoja ya que no encuentras las palabras
para expresarte y solo puedes sentir a aquél nudo que se estremece en
tu garganta, ese sentimiento que te lleva en lo mas profundo de tus entrañas
envueltos de nostalgia…..
pensamientos ingenuos del que pierdes en el elipsis de la vida,
solo estas ahí, parado frente al espejo, mirando el reflejo de tus ojos
donde te das cuenta que aquel brillo que un día reflejaban, ya no está el gesto de alegría de la infancia. En estos ojos sólo está el reflejo del rencor y del odio hacia los demás y siempre llega el por qué, si no me han hecho nada.
Este cuerpo ya está cansado de volverse a levantar, los golpes y los raspones cada vez son más fuertes y dolorosos. El cerebro y el corazón son los órganos mas agotados de esta guerra de sufrimiento.
El alma fue horriblemente aniquilada por una bomba del tiempo, que fue lo que más hirió a este ser y no hay ninguna medicina para que cure este mal.
Estar ahí entre esas cuatro paredes donde ya no hay futuro que seguir,
un ser vacío que sólo quiere conservar sus ojos y mantenerlos protegidos
cerrando sus párpados y nunca, nunca abrirlos.
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